sábado, 12 de mayo de 2012

.... y punto

Podría escribir lindo, usando harta coma, sinónimos, o incluso googleando lindas metáforas. Pero no! Hay veces que la realidad limpia, si no te retuerce en tu silla es porque estas líneas no iban destinadas a que TÚ las leyeras. Punto.
Mi hijo tiene cáncer y a mí nadie me pidió permiso. En Chile, anualmente, caen aprox.  600 de estas macabras bombas, en familias sorprendidas, diversas y provenientes de diferentes realidades. Una cayó en mi casa, en la pieza del Seba. Cuestión de probabilidades. Datos estadísticos, cifras, números.  Y si, cáncer tenemos todos. El Seba, nuestras familias, nuestros amigos y ojo, al leer estas palabras, un poquito de cáncer infantil entrará en tu corazón y ya no podrás mantenerte al margen. Es imposible no empatizar. Las bombas caen y no discriminan. Caen transversalmente y atacan a lo que más queremos… en este caso, nuestros hijos.
Puede sonarte raro que yo, inmersa en esta pesadilla diga que me siento afortunada. Pero lo soy entre otras cosas porque he podido ser para el Seba una mamá acorde a sus necesidades.  Una mamá útil, una mamá responsable de su tratamiento oncológico. No digo ni mejor ni peor. Sin juicio de valor. Sólo tener el difícil cargo de cuidadora.  (soy un convencida que las miles de risas que le saco a diario sirven). Soy yo también, de las personas que más lo conoce, que puede empatizar con su sentir, con sus dolores, con la necesidad de no perder su infancia mientras se mejora… Y soy la que va a intentar cuidarlo siempre mejor que el día anterior.
No discriminemos niños por edad. Hoy los niños mayores de 1 año son discriminados porque si sus mamás trabajan ellas deben optar entre cuidarlos o seguir recibiendo un ingreso que en el 99% de los casos son para mantener las necesidades de todo el resto de la familia. Y claro, considerando que el cuidado de niños con cáncer implica un aumento considerable en los gastos familiares.
Me podré bancar muchas…, pero injusticias y discriminaciones a los niños nunca. No me dejaré de sorprender, no me entregaré a los males bajo la premisa de que hay cosas peores, no dejaré de empatizar con ellos, los niños enfermos de cáncer… Porque sabes? Los niños no pueden pelear solos contra el cáncer.
Qué mamá puede trabajar concentradamente, sabiendo que tiene a su hijo en tratamiento oncológico lejos de ella varias horas al día. Qué niño no va a querer tener cerca a sus padres mientras lucha para salir adelante, y volver a su vida normal, a sus juegos, amigos y libertades. Qué autoridades no ablandarán su corazón, y harán justicia para familias que ya tienen un dolor grande en su núcleo, no sumen tristezas y obstáculos a sus días. Qué lector de estas líneas no va a sensibilizarse y adherir a esta lucha… una humilde pelea, pero que cambiaría la vida de tantos.